CIEN NOTITAS VOLADORAS

DON MANUEL RODRÍGUEZ Era el 12 de diciembre de 1946, Poncho mi hermano arañaba los tres meses de edad y yo había cumplido ya los ocho años. Ese día guadalupano, la empresa taurina ofrecía a la exigente afición potosina un cartel de postín: Silverio Pérez, "Faraón de Texcoco", Manuel Rodríguez, "Manolete" y Jesús Solórzano, "Rey del Temple", lidiando seis poderosos astados de "La Punta". Los toreros solían vestir su traje de luces en el Hotel Colonial antes de partir a la plaza de toros "El Paseo", y yo, viviendo a unos cien metros del hotel, niño curioso me acerqué para ver salir a los matadores. No se como pude acercarme a la abarrotada entrada del edificio justo cuando ellos salían rumbo al ruedo. Fué tanta mi suerte que los vi pasar con solemne semblante a una distancia que casi los podía tocar. Estaba a unos pasos del automóvil que los habría de llevar a su formal cita con los de La Punta. Nunca supe cómo resultó el festejo tauri

"A  L´OUEST RIEN DE NOVEAU"  Estamos a cien años del fin de la Primera Guerra Mundial y esto es algo tan significativo que la indiferencia ante tal efemérides causa cierto escalofrío. Los noticieros se concretaron a una breve notita más que por el evento, por el fugaz encuentro de Donald Trump con Vladimir Putin cuando ambos, displicentemente, cambiaron un frío y protocolario saludo en el escenario propiciado por el juvenil presidente Emmanuel Macron en Paris. El acontecimiento me hizo recordar el hermoso y profundo libro "Sin novedad en el frente" ("All Quiet on the western front"), donde en torno a su héroe, Pablo, suceden mil peripecias y situaciones de horror que durante cuatro años vivieron los soldados alemanes y franceses en la terrible guerra de trincheras entre el lodazal y la inmundicia propicios para la proliferación de ratas, piojos y toda clase de bichos visibles e invisibles provocadores de tifus, cólera y otras fatale