OBJETIVO/SUBJETIVO
Objetivo/Subjetivo
Ya con muchos años de edad, visiblemente cansado y casi ciego, pero con notorio entusiasmo juvenil, don Jesús Silva Herzog nos dirigió unas palabras a los recién ingresados a La Escuela Nacional de Economía -hoy Facultad- y desde mucho tiempo antes de la hora señalada para su homilía, llegué al Auditorio Narciso Bassols para acomodarme en un buen lugar. Su discurso fue lleno de sabiduría y patriotismo, resaltó los valores humanos y el deber ciudadano para con nuestra nación. Hubo un concepto que nunca olvidé y es la objetividad con la que el economista debe enfocar los problemas y efectuar los análisis de su profesión,
< ...en Economía no vale el "yo creo"; el "tal vez" es inaceptable y el "quizá sería mejor qué" suena a hueca vaguedad>,
palabras mas, palabras menos, nos decía con la gravedad de su temblorosa voz y eso es lo que después de mas de cincuenta años llevo grabado en la memoria.
<A ver, jóvenes, ¿Qué prefieren, las güeras o la morenas?>
----<¡Las güeras!, gritó medio grupo
----<¡Las morenas!, opinó la otra mitad
¡Todos están equivocados!, sentenció el maestro...Todo depende de la güera y de la morena, no sean radicales y analicen a una por una porque hay...
Siempre procuro seguir el consejo de don Jesús, sin embargo, para los asuntos triviales de la vida y sobre todo en materia de gustos y preferencias personales, la dosis de subjetividad es lo que nos hace mas amable y llevadera la existencia. Cada uno de los cinco sentidos se satisface de forma distinta en los individuos, si a mi me gusta el tango, debo respetar a quienes disfrutan de Luis Miguel. Desde que empecé a rasurarme lo he hecho con navajas Gillette de doble filo, agua fría y jabón común y no critico a quienes utilizan rasuradora eléctrica. No soporto el cine con efectos fantásticos de alardes tecnológicos, pero hay personas que esto las enloquece de gusto y ni hablar, así es la vida y la verdad que no cambio por el mejor brandy mi tequila blanco serrano y su inseparable Bohemia no muy fría.
Ya entrado en comentarios de subjetividad, voy a sacar de la manga una lista de hermosas mujeres, todas ellas actrices reconocidas de diferentes épocas y por quienes siempre he sentido admiración, tanto por su belleza como por su talento y presencia en su quehacer del cine:
Paulette Goddard, que fuera esposa de Charles Chaplin y que con él aparece en El gran dictador y en Tiempos modernos.
Heddy Lamarr, la judía más hermosa que haya existido, que además fue una mujer de ciencia de vanguardia y que patentó muchas asombrosas innovaciones tecnológicas en el campo de la electrónica y de las comunicaciones. Hay que verla en Sansón y Dalila cortando el pelo al fortachón Victor Mature o en ese ramillete de Las chicas de Ziegfeld.
Ava Gardner, a quien algún despistado misógino endilgó la inapropiada expresión de "El animal más bello del mundo", yo diría la mujer más bella del mundo que enloqueció a Mickey Rooney, Frank Sinatra, Luis Miguel Dominguín y a otros toreadores de reses bravas. Aparece radiante en Las nieves del Kilimanjaro, en Magnolia y en La condesa descalza, por mencionar sólo algunas películas.
Elizabeth Taylor, bella entre las bellas y más si la ven en Un gato sobre el tejado caliente haciendo pareja con el juvenil Paul Newman, que la rechaza, ¡hágame usted favor!, como se dice vulgarmente. Más bella aún, si esto se puede, aparece en La última vez que vi París, con el discutible afortunado galán Van Johnson.
Gloria Marín, luce hermosísima en el Conde de Montecristo, por algo Jorge Negrete casó con ella y ni que decir lo bien que se ve en Cuando los hijos se van. Películas blanco y negro, que cuando un rostro es hermoso, un buen fotógrafo disfruta sacando buen provecho de todas sus facciones.
Miroslava Stern, fantástica rubia de trágico fin que dejó una obra importante. Es recomendable Ensayo de un crimen y también Escuela de vagabundos; en la primera sale con Ernesto Alonso y en la segunda con Pedro Infante realiza escenas de comedia inolvidables.
Vivien Leigh, la memorable Scarlett O´Hara, de Lo que el viento se llevó, película clásica de primerísima línea con el cotizado galán Clark Gable.
En Un tranvía llamado deseo, donde se ve aparecer con el joven Marlon Brando, logra una estupenda actuación, si bien se ve un poco disminuida físicamente por la tuberculosis que la mató más tarde siendo aun joven y que tanto sintió Sir Lawrence Olivier, quien fuera su esposo.
Briggite Bardot, esa francesita a quien conocí en cine cuando vi Y Dios creó a la mujer y en persona cuando en 1965 vino a México a filmar ¡Viva María!.
Pude ver a esta preciosidad gracias a que mi querido primo Javier Arriaga tenía un contrato con Estudios Churubusco para levantar algunos escenarios. Un día me invita a que de mirón me plantara hasta la hora que la estrella apareciera, cuando la vi pasar a un metro, alta, delgada, derecha como varita de nardo y caminando con un donaire señorial pensé que aquello no era realidad; Jean Moreau venía un poco atrás, también muy bella, pero no tanto...
Sophia Loren, Los años pasan y ella sigue igual de hermosa. La tengo fija en mi memoria sobre todo por dos películas maravillosas: Los girasoles de Rusia, ¡qué mujerón le pusieron a Marcello Mastroiani! y, claro está, en Dos mujeres, también blanco y negro en que su inolvidable actuación le valió un premio Oscar.
Me despido con Grace Kelly, la princesita hermosa, que hay que ver en La ventana Indiscreta pero sobre todo en Alta Sociedad oyendo música de Cole Porter, como Amor verdadero, que al igual que la canción, asi se llamaba el velero del burgués Bing Crosby donde pasan ella y él su luna de miel. El gran Louis Armstrong contagia ritmo cuando toca su trompeta y canta Alta sociedad, un calypso pegajoso.
Debo mención a Cyd Charisse, Jennifer Jones, Joan Bennet, Romy Schnider, Rita Hayworth y mejor ahora si ya me voy.
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