CUATRO DE PALOMEQUE



CUATRO DE PALOMEQUE

Las Poclain "manitas de chango", las aplanadoras CAT "pata de cabra" y los equipos Case y Allys Chalmers de diferentes funciones no se daban a vasto. Los volqueteros (camiones de volteo), cual procesión religiosa iban y venían como hilera de incansables hormigas llevando su carga de relleno para robarle a la laguna Nichupté cientos de hectáreas transformando un cuerpo acuoso en el enverdecido campo de golf  Poch-Ta-Poch, del que el "hoyo 19" siempre fue muy concurrido y lo será, dijo don Teofilito. Poco a poco la comunidad iba transformándose en una criatura social de rápido desarrollo y requería de distracciones que mitigaran el esfuerzo cotidiano de hacer crecer al ser naciente. Don Pepe García de la Torre,  visionario y emprendedor, pensó que la Fiesta Brava es un espectáculo pleno de tradición y de cultura  -perdón detractores-  y sin mucho pensarlo construyó un rústico redondel con polines y tablones, muchos de ellos de caoba, y convertido en Empresa convocó a Antonio Lomelín y al joven Miguel Espinoza, "Armillita", para ofrecer a la comunidad una inaugural tarde de toros lo más formal posible con tantas limitaciones físicas El ingeniero García de la Torre no se  "andaba con medias tintas" y fletó un par de Boeing 727 para llevar a la fiesta a sus invitados. Fuí convocado a la ceremonia taurina y aunque muchos detalles del acontecimiento se me hayan borrado del archivo, rescato algunos recuerdos, seguramente algunos ya distorsionados por los años y ofrezco esta remembranza a mis dos pacientes lectores.

Salieron de México los aviones repletos a toda su capacidad, necesitaría una memoria de proboscidio para mencionar a los afortunados invitados sin omitir a la gran mayoría, únicamente como testimonio del acontecimiento, habré de decir que además de los matadores actuantes iban figuras gloriosas del toreo como don Lorenzo Garza, invitado de honor y tal vez Luis Castro "El Soldado". El cronista Pepe Alameda, a su debido momento en punto de las cinco, pronunció las tradicionales palabras que fueron su grito de batalla: "El toreo no es graciosa huída, sino apasionada entrega" y con su lenguaje especializado comenzó la narración a la salida del primer burel, que correspondió a Antonio Lomelín, tal como lo ordena la ortodoxia taurina, quien se lució con esplendor en la suerte de banderillas y no redondeó la faena por la mansedumbre del astado. Luego Miguelito Espinoza se mostró voluntarioso sin corresponder el toro a los esfuerzos del matador que no escatimó voluntad por sacarle algunos pases para satisfacción del Respetable, que jubiloso celebraba la ocasión sin ninguna exigencia a los toreros. Los otros dos bichos pasaron sin pena ni gloria y lo mejor de todo es que la concurrencia se mostraba feliz por el simple hecho de ser asistentes a la primer corrida de toros en Cancún.
Tal como suele suceder en el remate de estos festejos, la Casa Pedro Domecq, fue espléndida y ofreció en el domo "inflable" de eventos sociales un brindis en el que cada paladar fue libre de marcar el Alto.

Resultó sensacional la convivencia y todavía con la frescura del acontecimiento de la plaza, surgieron comentarios entre conocedores y villamelones, hubo remembranzas de Manolete, de Gaona, de Silverio, de Luis Procuna, de Conchita Cintrón, de Chucho Solórzano y ve a saber de cuantos inmortales más. Al hablar del ganado, que fue de la hacienda yucateca de Palomeque, algún "bochito" aficionado de hueso colorado, exclamó como "booomba": ¡Los toros de Palomeque, solo sirven para bisteque!

 In memoriam, José García de la Torre.
                                                                                              memoranda

Imagen: Armando Domínguez conocido como el As Rubio del Toreo, Nació en Mérida, Yucatán el 4 de Septiembre, 1927.


  

Comentarios