EL MERO DÍA

EL MERO DÍA Sucedió en el siglo XX.- Ese martes mediado el mes de marzo, llegué a mi oficina antes de las 8.00 am. para que me rindiera el día. No había dormido muy bien pues el trabajo sentía se me iba rezagando y en vez de desahogar asuntos pendientes, éstos iban en preocupante aumento. Al filo de las nueve llegó muy entusiasta, como siempre lo hacía, Yolita mi secretaria que tenía un dominio de la taquigrafía que nunca antes había visto ni después vi. Cuando pasaba a la máquina de escribir, la esfera de tipografía de la IBM, se movía con la velocidad del trompo obedeciendo las órdenes dactilares de Yolita, (al final le dictaba directo a la máquina para evitar el paso taquigráfico en la tarea). Así, en esa rutina laboral transcurrió medio día sin mayor novedad, cuando de repente me dijo mi esmerada secretaria: ---Fíjese, licenciado, que pasado mañana es 18 de marzo, día de mi c...